miércoles, febrero 15, 2012

Amores que no fueron (I)

Hola, ¿qué hay? Por aclamación popular vuelvo a publicar una entradita en el blog después de unos cuantos años. Hace tiempo que no escribo cosas de éstas, así que si me notáis algo oxidado pido perdón de antemano.
Aprovechando que ya ha pasado San Valentín –felicidades a los enamorados- y a colación de un tema que me sacó María, estaría bonito hablar de los amores que pudieron ser y no fueron. Y ahí tengo yo unos cuantos que puedo pasar a relatar.
El primero de ellos, como no, se remonta al colegio. Con cinco añitos entré en el Virgen del Mar y justo cuando atravesé la puerta de mi clase Cupido me la jugó, el cabrito, y me enamoré perdidamente de Noelia. El enamoramiento me duró desde Primero a Sexto de EGB, pero nunca pasó de ahí a pesar de que toda la clase lo sabía. Entre medias desaproveché en la fiesta de fin de curso un baile con Yolanda, de 1ºA (yo estaba en el B) porque la chiquilla de chica era un poco feilla, con gafitas y eso, y quería bailar conmigo… a lo que yo contesté mirando a Noelia con un rotundo ¡¡NOOOO!! La cosa es que la chavala de mayor se convirtió en cisne, y claro, ese hecho ocurrido siendo muy pequeñines pesaba como una losa. El enamoramiento con Noelia también desencadenó algo curioso, mi amistad con Juan. El peruano –o Sarajevo, como lo bautizaron en el colegio junto a su hermano Jorge- venía de los Salesianos y se empezó a hacer muy amigo de Noelia. Así que usando mi intelecto me senté junto a él en clase y nos hicimos colegas… tanto que a día de hoy es uno de mis mejores amigos –sois unos pocos, no os enfadéis- y al que más veo de la época del colegio. En fin, que a raíz de ahí se conoció que Noelia llevaba una vida bastante intensa: se echó un novio mayor y fumaba, de ahí que Edu le compusiera una canción con la melodía del Self Steem de The Offspring. “La fumadora enmascarada se llama Noelia, Noelia, Noelia…” (cantar con esa melodía). El colegio siguió y seguimos en la misma clase hasta octavo, pero tras el desengaño ya no fue lo mismo.
Estoy viendo que esto se va a hacer muy largo, así que vamos a dividirlo por capítulos. Hoy cuento el colegio, en otra entrada instituto, en otra la uni y para terminar el comienzo de mi etapa laboral en cuanto a amores perdidos.
A lo que íbamos. Ya en octavo, con la pubertad apoderándose de mí, llegó un nuevo amor que pudo ser pero que no fue. En realidad fueron dos, pero me marcó más uno. Un día viniendo de la playa nos encontramos por el pabellón con un grupo de niñas. No sé qué pasó, porque yo siempre me quedaba rezagado, pero al final quedamos para otro día y nos veíamos con cierta regularidad. Eran niñas pijitas, muy guapitas todas, y a mí me gustaba una. ¡¡Volví a sentir lo que sentía por Noelia!! No sé cuántas veces nos vimos, pero vamos, que para variar hice el panoli –mis amigos también, porque aunque creo recordar que hubo algo de mamoneo entre algunos al final no pasó nada- y ni ella supo nada y ni yo me curré la cosa. Había otra de ese grupo que también me gustaba y que de vez en cuando se me cruzaba algún sábado, pero la cosa se quedó en nada. Pero la que realmente me gustaba desde primera hora era Paola, ains.
Bueno, con estas desventuras vuelvo a escribir en el blog. Gracias a Inma, que por querer leerme me acordé de que tenía un blog; a María, por darme el tema del que escribir, y a Iván y Juanasso, que me dieron ánimos para volver a escribir.

P.D.: Os dejo con el vídeo de Self Steem, una de mis canciones favoritas (no por lo que os he contado) para que podáis cantar la canción de la fumadora enmascarada.

1 comentario:

Ladybird dijo...

Querido Frei,

me ha encantado tu vuelta a estos mundos. Estoy ansiosa por leer las nuevas entregas porque con ésta me has hecho sonreir bastante.

Gracias a ti :)